Con diferencia de apenas una semana se publicaron dos documentos. La “Estrategia de Seguridad Nacional de EE. UU.” y el “Libro Blanco de China sobre América Latina y el Caribe”. Estos documentos, representan las visiones contrapuestas de ambos países sobre el orden global y la importancia estratégica actual del continente latinoamericano.
A continuación presentamos una revisión comparativa de ambos, y cuales serán las implicancias para Chile, de acuerdo a las definiciones planteadas en los documentos de ambas potencias.
La “Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU” reorienta la prioridad hacia el hemisferio occidental, con un nuevo énfasis en negar espacios económicos o militares a adversarios en el hemisferio, al estilo de la doctrina Monroe, o “Donroe”, (de Donald), como la han bautizado. La nueva doctrina “Donroe”, combina herramientas militares, económicas y privadas para competir con potencias (p. ej. China) y subraya seguridad fronteriza, resiliencia y controles sobre inversiones sensibles.
China en cambio, en su documento sobre la Política hacia América Latina y el Caribe, el “Libro Blanco de China”, presenta la relación como una asociación pragmática centrada en comercio, inversión, infraestructura, cooperación tecnológica y programas de desarrollo. China vuelve a enfatizar “no condicionar” la cooperación por asuntos internos y promueve cinco grandes programas de asociación: comercio, finanzas, infraestructura, ciencia/tecnología y cultura.
El gigante asiático busca institucionalizar y ampliar su presencia económica y diplomática en la región destacando una transición de la “diplomacia de las materias primas” hacia una “integración estructural”. Los puntos clave son: De Infraestructura Tradicional a “Nueva Infraestructura”: China ya no solo busca construir carreteras o puentes. Su enfoque se ha desplazado hacia sectores de alta tecnología: 5G, inteligencia artificial, ciudades inteligentes y biotecnología.
Seguridad y Gobernanza Global: El discurso chino ahora integra a Latinoamérica en sus tres grandes iniciativas globales: la GDI (Desarrollo), la GSI (Seguridad) y la GCI (Civilización), posicionando a la región como un aliado para un “orden mundial multipolar”.
Autonomía Financiera: Existe un énfasis creciente en el uso de monedas locales (RMB) para el comercio bilateral, buscando reducir la dependencia del dólar estadounidense en la región.
Sostenibilidad y Transición Energética: China se presenta como el socio indispensable para la descarbonización de Latinoamérica, controlando la cadena de valor del litio, el cobre y la generación de energía solar/eólica.
Contraste entre ambas posturas
En primer lugar la Finalidad declarada: para EEUU es seguridad y contención — evitar que actores estratégicos obtengan influencia económica o militar en las Américas. (que lo asume como su espacio exclusivo, de pertenencia). China por el contrario habla de integración económica y acceso a recursos y mercados; construir redes de interdependencia favorables.
De qué instrumentos se valdrán EE.UU. y China para lograr sus objetivos estratégicos?
En el caso de EE.UU: coerción selectiva (sanciones, restricciones a inversión/tecnología), incentivos a través del sector privado y mecanismos de “alternativa” al financiamiento chino.
China en tanto habla de: créditos, inversiones, compras de commodities, grandes proyectos de infraestructura y acuerdos comerciales.
Cual es la narrativa pública de ambos países?
La de EE.UU, es el lenguaje ya conocido de Trump, de seguridad, riesgo y amenaza (incluso en la esfera económica).
China en tanto, presenta una narrativa de win-win “ganar-ganar”, desarrollo y no-condicionalidad política.
Cuales son los riesgos para los países latinoamericanos, una vez conocidas ambas posturas?
La Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU admite explícitamente acciones para restringir o contrarrestar la influencia de potencias extranjeras en la región; un adelanto de esta nueva estrategia, la ha mostrado Trump, a través de su intervención en Argentina, un país que atraviesa por una profunda crisis económica e institucional. A través de salvatajes económicos, y promesas de préstamos, logró incluso manipular una elección en ese país. Por otro lado, todo el intenso despliegue en el caribe, ataques a barcos, con personas asesinadas incluso, captura y apropiación de buques petroleros, el asedio al dictador venezolano Nicolás Maduro, forma parte también de esta nueva estrategia en todo el continente.
La doctrina “Donroe” entonces, con seguridad, se va traducir en presiones diplomáticas o económicas sobre gobiernos que profundicen lazos con Beijing.
China, por su lado, intensificará ofertas económicas que aumentan la dependencia de mercados y financiamiento chinos. Eventualmente podría plantear condiciones de financiamiento opacas o con cláusulas de largo plazo (extensión de deuda, garantías, compras preferenciales), lo que implicaría riesgo de dependencia y pérdida de mano de obra local / valor agregado.
¿Qué implicancias tiene este escenario para Chile?
China es hoy el principal socio comercial de Chile: en 2024/2025 China recibió entre el 36 y el 39% de las exportaciones chilenas (minerales — cobre, litio— y alimentos). Esa dependencia comercial hace que cualquier viraje estratégico de EE. UU. o de China tenga efectos inmediatos sobre la economía chilena. Pero también Chile hoy es un actor estratégico por sus recursos (cobre, litio) y por su apertura comercial; además atrae inversión minera (en cantidades históricas además por estos días) y de infraestructura que China y otros actores quieren asegurar.
Una estrategia deseable y recomendable sería mantener equidistancia estratégica gestionada, no adoptar alineamientos automáticos con una u otra potencia, sino que buscar cooperación amplia con ambos, pero evitar compromisos exclusivos que reduzcan autonomía política. Adicionalmente Fortalecer marcos regulatorios y mecanismos de revisión de inversión extranjera. Implementar condiciones claras para inversiones en sectores particularmente sensibles (infraestructura crítica, tecnología, suministro de agua o energía). Esto preserva las ventajas de recibir inversión sin perder control estratégico. La nueva doctrina “Donroe” y la retórica del EE.UU. de Trump, hacen probable que Washington presione en estas áreas; a lo que Chile debería anticiparse.
Un factor adicional, que también es clave para Chile, es diversificar mercados y cadenas de valor, aumentar esfuerzos con la Unión Europea, la ASEAN, (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), India y mercados emergentes; promover valor agregado doméstico (refinación de litio, más procesamiento de cobre) para reducir vulnerabilidad a shocks de demanda. Negociar además acuerdos comerciales con cláusulas de seguridad económica. Incluir salvaguardas para transferencias tecnológicas, protección de datos, y reglas para la propiedad intelectual. Al mismo tiempo, aprovechar los programas chinos de inversión para infraestructura, pero con condiciones que protejan competencia y empleo local.

